Cementerio de la Recoleta
El Cementerio de la Recoleta fue la primera necrópolis porteña. Se fundó en el año 1822, en el antiguo huerto de los monjes Recoletos, una congregación religiosa que acababa de ser disuelta. A su vez, constituye uno de los primeros cementerios públicos del mundo. Antes de ello, se enterraba a las personas en iglesias.
Al contrario de lo que uno puede llegar a imaginarse, el Cementerio de la Recoleta es todo menos lúgubre. De hecho, es un lugar vibrante y lleno de vida, una obra de arte en sí mismo. Tanto es así que más de 90 bóvedas han sido declaradas Monumento Histórico Nacional por su enorme valor arquitectónico.
Hoy en día, existen numerosas empresas que ofrecen todo tipo de recorridos temáticos por la Recoleta. Estas visitas guiadas son una excelente manera de conocer detalles sobre la vida de próceres, aristócratas y celebridades de la historia argentina. Ciertamente hay opciones para todos los gustos, pero yo quiero recomendarles un tour hermoso que cumple con mis tres reglas de oro: bueno, bonito y barato. En mi opinión, es el mejor por la calidez de su guía, Norberto, y por su excelente relación precio-calidad. Se trata de “Sobre Héroes y Tumbas: Experiencia histórica de Héroes, Amores, Masones y Fantasmas”.
El recorrido comienza fuera del cementerio, de cara a su entrada principal. Allí, Norberto nos irá explicando el significado de los símbolos que se encuentran sobre las columnas del pórtico e irá develando, poco a poco, los secretos masónicos que esconden. Y una vez adentro, conoceremos historias de duelos, romances, fantasmas y masones que, de seguro, nos sorprenderán y hasta nos harán reír. Por ejemplo, la de un matrimonio de la oligarquía que se llevaba bastante mal en vida, y para no perder la costumbre, se hicieron enterrar espalda contra espalda para tener que verse las caras después de muertos.
No es mi intención contar todos los detalles de este completísimo tour de tres horas de duración. Más bien, prefiero mencionar algunos de los aspectos que más me gustaron y dejar que cada relato los maraville su visita al Cementerio de la Recoleta.
Rufina Cambaceres
Rufina Cambaceres era una joven de 19 años, hija del escritor y político Eugenio Cambaceres. Una tarde de mediados de 1902, mientras se estaba preparando para ir a una función del teatro Colón, la chica se descompensó de repente y cayó muerta. Fue enterrada en la Recoleta y, pocos días después, el cuidador encontró el ataúd movido. En un primer momento, se pensó en un robo, pero las joyas de Rufina se encontraban allí. Se cuenta que, al abrir el féretro, se encontraron signos de que la muchacha se había arañado el rostro. La conclusión fue que Rufina había sufrido un ataque de catalepsia y que la habían enterrado viva, y que murió, luego, al intentar salir del féretro.
Coronel Ramón Falcón
La tumba del ex jefe de la Policía Federal, Ramón Falcón, se encuentra ubicada en una de las esquinas del cementerio y recibe muchas visitas. No suelen verse flores, pero sí inscripciones a mano recordando a su pobre madre. Sucede que el Coronel es célebre por haber reprimido con mano dura revueltas obreras de principios del siglo XX que resultaron en la muerte de once manifestantes anarquistas. Por este motivo, acabó asesinado en un atentado por el militante anarquista Simón Radowitzky.
Liliana Crociati
Una historia muy interesante es la de Liliana Crociati de Szaszak, que falleció en 1970, a los 26 años. Se encontraba de luna de miel en Austria junto a su flamante esposo, cuando un alud alcanzó la habitación del lugar donde estaban alojados. Creer o reventar, su fiel perro Sabú murió ese mismo día en Buenos Aires. Los padres de Liliana, desconsolados, colocaron una estatua de la joven en la tumba, luciendo su vestido de novia y la alianza, y junto a ella, su amado Sabú. En la bóveda pueden verse cuadros pintados en honor a Liliana por sus amigos de Bellas Artes.
Felicitas Guerrero – Visita al Cementerio de la Recoleta
Otra figura reconocida que descansa en la Recoleta es Felicitas Guerrero, quien fuera considerada una de las mujeres más bellas de la Argentina en su época. Para resumir, a sus 18 años, fue obligada a casarse con Martín de Alzaga, un hombre mucho mayor, pero extremadamente rico. Sin embargo, tan solo 6 años más tarde, Felicitas queda viuda, sin hijos y dueña de una fortuna inmensa. Siendo joven, bonita y adinerada, no le faltaron pretendientes. Uno de ellos era Enrique Ocampo, que estaba perdidamente enamorado de ella desde antes de que se casara con Alzaga, por lo que al enviudar Felicitas, volvió a la carga obsesionado con conquistarla.
Pero el corazón de Felicitas pertenecía a otro. En una salida con amigos, una lluvia torrencial la sorprende, haciendo que su carreta se atore en el barro. Afortunadamente, aparece un jinete al rescate, que extiende su capa entre su caballo y el carruaje para que Felicitas cruce sin enlodarse. Ese hombre se llamaba Samuel Sanz Valiente y toda esta galantería hizo que Felicita se enamorara de él.
Poco tiempo después, la pareja anunciaría se compromiso con una gran fiesta. En esa reunión, se encontraba invitado Enrique Ocampo quien pide tener una palabra con Felicitas. Al quedar los dos a solas, Enrique saca un arma, porque Felicitas sería suya o de nadie. Ella intenta huir, pero recibe un tiro por la espalda. La historia oficial dice que Enrique se “suicida”, pero las malas lenguas cuentan que los hermanos de Felicitas lo ajustician. La joven fallece pocas horas más tarde, pidiendo ver a su amado, Saenz Valiente, que nunca aparece.
Hoy día, en la reja de su bóveda, suelen encontrarse pañuelitos blancos que se dejan atados como ofrenda, pidiendo un deseo de amor. La leyenda cuenta que si al día siguiente aparecen mojados, son las lágrimas de Felicitas y que los deseos serán cumplidos.
Luz María Velloso – En el Cementerio de la Recoleta
Luz María Velloso fue una bella jóven que falleció en plena adolescencia, siendo la hija de un célebre dramaturgo. Tiempo después de su muerte, un muchacho que pasaba cerca del cementerio se encontró con una chica que lloraba desconsoladamente. Él se acercó y le ofreció un pañuelo, también le dio su saco para que se abrigara y así pasaron juntos un rato charlando, hasta que se dieron un beso. Empezó a hacerse tarde, y de repente, ella se echó a correr y se fue. Él la siguió y la vio entrar al cementerio. En un intento por alcanzarla, comenzó a golpear desesperadamente el portón, hasta que el cuidador se acercó y le aseguró al jóven que era imposible que alguien hubiese entrado al cementerio.
Tanto insistió el muchacho, que el cuidador le dijo que pasara y juntos recorrieron el lugar, pero no vieron a nadie. En un momento, notaron que la primera bóveda tenía un grabado con el nombre que la chica le había dado a él. También encontraron su saco doblado y, al observar la escultura, se dio cuenta que era el mismo rostro de la chica a la que había besado hacía un rato. Desde entonces, Luz María es conocida como la dama de blanco y la leyenda asegura que es posible verla rondando los alrededores del cementerio en las noches frías de invierno.
Ficha Técnica:
Duración de la visita: 3 h
Información sobre fechas, entradas y precios:
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IG: @sobreheroesytumbas.recoleta
Tel: +54 9 11 5617-0498
Lugar: Cementerio de la Recoleta – Junín 1760, C1113 CABA